El tema de los desaparecidos durante la última dictadura militar de la Argentina ha originado abundante literatura, si se quiere toda una «corriente» que para muchos parecía ya agotada. Con la presente obra, se demuestra que no es así. Encarándolo en su proyección en el tiempo, concretamente desde la perspectiva del bicentenario de su país (más de veinticinco años después de recuperada la democracia), J. G. Ceballos no duda en revestir el asunto con un inusitado ropaje narrativo, a la vez que propone que reflexionemos sobre la vigencia de los efectos residuales de aquella tragedia. En este sentido, Almudena Grandes, presidente del jurado que le otorgó el Premio Alfonso VIII (2010), consideró que esta novela es «ambiciosa, comprometida y arriesgada». Una historia en la cual las heridas están lejos de cicatrizar aún cuando los victimarios se han convertido en fantasmas o en estropajos de la vejez.