En esta segunda entrega, el Pibe Rivarola sigue con sus aventuras: resolver un crimen, ayudar a Federico García Lorca y grabar su primer tango, entre otros barullos. El Pibe Rivarola, firme en su intento de no trabajar, se ha vuelto periodista de la sección policiales del diario Crítica. Su jefe lo manda a seguir una pista en el piringundín más famoso de esos días, el Farol Colorado, en pleno Docke; allí se encuentra con el asesinato de Berta Blumentahl, «una polaca de vida ligera» envuelta en la gran red de trata que llamaron Zwi Migdal. Y mientras tanto conoce a Federico García Lorca, que, instalado en una visita infinita a Buenos Aires, le pide ayuda contra un joven chantajista que lo había seducido. Pese a sus prejuicios, Rivarola descubre que el andaluz no era tan odioso y tiene un momento de cierta confusión. Mareado por sus investigaciones -y por la ginebra- Rivarola deambula por las calles de aquella Buenos Aires buscando un salvavidas: un tango bien escrito, el amor de Raquel la caprichosa, un sentido para su vida vagabunda, la solución del crimen.