Guillermo Borao nos deleita con una historia conmovedora que no dejará a nadie indiferente.
En la isla de La Loma un hombre espera una sentencia inédita: ser declarado culpable e inocente al mismo tiempo por un crimen que, según él, cometió y no cometió treinta y dos años atrás.
Su amigo más íntimo se ha ofrecido ahora a revelar los secretos de su confesión. Tras solicitar la visita de unos investigadores, repasa con ellos la vida del acusado, marcada por el abandono de su madre tras el parto, la crueldad sufrida en su infancia y un viaje que lo liberó del desprecio de su pueblo natal, Timisos, para condenarlo en Madrid por el asesinato de sus cuatro compañeros de piso.
Esconderé mi rostro recorre las fases del ciclo celular para adentrarse en los límites de la identidad, de la tristeza y de la locura que provoca el ensañamiento de una sociedad incapaz de aceptar sus propias debilidades. ¿Puede la frustración, con su ansia vengativa, partir a un ser humano?