Como la voz de Chrétien de Troyes en Li contes du graal, historia absoluta de la caballería, la más importante, una historia incompleta acerca de un muchacho que no sabe nada, ni siquiera su nombre. Semejante es esta historia de una juglarilla que no sabe casi nada, ni siquiera el nombre de su amor, al que encontró y salvó en un río. Y sin embargo, el no saber, es tan prolijo en saberes. Sólo a través de una vida de no saber se pueden recibir las enseñanzas más luminosas y las más oscuras. (…) Cada lector de estos poemas se va a llevar por conjuro de palabras unos ojos de cervatillo, que sirven para mirar cosas pequeñas, aventuras pequeñas, como las de la juglarilla, todas muy asombrosas, pero a la vez, tan normales (¿No resulta así la vida todo el tiempo?). Y eso es de lo mejor que puede hacer un libro. Cambiarte la mirada. Torcerla un poco, dejarla así girada.
Ángela Segovia