«Un canto de denuncia, testimonio fidedigno de la violencia en Centroamérica».
Fiel a su compromiso poético, William González nos regala su confesión más humana. El poeta que pudo haber empuñado un arma, pero eligió la palabra.
Un poemario desgarrador y tan extraordinariamente sagaz como clarividente, que articula una denuncia poética de la violencia estructural de América Central. Hay una memoria colectiva que toma cuerpo y se pronuncia a través de historias profundas y trágicas, cuyas víctimas son jóvenes armados, mujeres violadas o migrantes que sueñan con un destino mejor. Una voz testimonial que disecciona la barbarie.
«Cara de crimen no se lee: se escucha por dentro. Desde el primer poema supe que estaba entrando en una geografía que no era sólo física, sino también emocional. Es un libro que te agarra por el pecho y no te suelta. La violencia no aparece como noticia, sino como herida abierta: tiene cuerpo, tiene rostro, tiene infancia», Emilio del Río.