Hay en Hombres con un diente de leche una reflexión tierna e insólita sobre la masculinidad, la clase y las relaciones entre padres e hijos. El campo se extiende hasta donde alcanza la vista, pero no como posibilidad o espacio idílico, sino como lugar de trabajo. Luis Díaz pone palabras a la herida seca, a la tradición que ahoga, a las manos que arrancan zarzas y esquilan la lana, a lo que nunca se dijo.